El fin de semana largo estuve por la costa y como de costumbre pasé por esas casas que venden o te canjean libros usados de todo tipo.
Arranqué con “del Amor y otros demonios” de G. García Márquez. Y en el medio de la lectura me encontré con un trébol de 4 hojas. No fue tanto la sorpresa del trébol como el ponerme a pensar (y mucho, xq uno en vacaciones piensa pelotudeces por demás) como el otro dueño de ese trébol lo habría buscado por todos lados sin encontrarlo; sin recordar, tal vez, que se lo había dejado en ese libro.
Pensé que habría pensado él cuando encontró el trébol; y que fue lo que lo llevó a guardarlo ahí. Me imaginé la vida de este “dueño”: un chico (si era hombre, no se xq) de unos 26 años muy solitario, que estaba desilusionado del amor (x la temática del libro, obvio) y que volcaba sus esperanzas en ese trébol que dejó un día sin querer en los estantes de esa librería, esperando otras manos para dar buena suerte.
Me sentí un poco culpable al quedarme con el trébol, pero no importa. Hoy está en mi billetera y en cuanto mejore mi suerte, prometo volver a meterlo en un libro y hacerlo circular por alguna librería de libros viejos y usados J.
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